Las certificaciones internacionales como CE e ISO demuestran que el producto cumple con los estándares de seguridad y calidad, disipando las dudas de los compradores sobre la calidad, especialmente crucial para mercados de alto estándar como Europa, América y Oriente Medio.
Muchos importadores/gobiernos exigen certificaciones obligatorias (como SIRIM, FCC). La falta de certificación puede resultar en la pérdida inmediata de elegibilidad para licitaciones o incluso afectar el proceso de aduanas.
Las certificaciones pueden reducir disputas posventa. En caso de devoluciones o reclamos por problemas de calidad, los certificados son evidencia legal crucial.
Los productos certificados suelen tener precios más altos. Los compradores están dispuestos a pagar costos adicionales por garantías regulatorias, especialmente en industrias altamente reguladas (como médica, alimentaria y maquinaria).
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